Nadie me explicó nada, pero cuando abrí los ojos me encontraba fuera de mi casa con un grupo de gente a mi alrededor que me decían que me calmara y que estuviera tranquil@, “estás en buenas manos”.

Me explicaron que me encontraba en una Residencia para personas con discapacidad intelectual y graves y reiterados trastornos de conducta y/o del espectro autista (R. PDITC), yo me pregunté por qué, no sabía lo que quería decir discapacidad intelectual ni trastornos de conducta, ni lo que es para mí más importante por qué estaba allí.

Los primeros días para mí fueron muy difíciles, cuánto echaba de menos a mi madre, mi casa, mi perrita… seguía sin entender nada.

Yo sabía que en casa, en el otro centro, en la calle no me había “portado bien”, había hecho daño a mis padres, hermanos, amigos… no hacía caso de ellos, me iba de casa cuando quería sin escuchar a mi madre incluso amenazándola, cuando me enfadaba mucho mucho golpeaba las puertas, muebles, cristales…. incluso alguna vez a ellos, pero yo sólo quería que me entendieran, que se sintieran como yo me sentía, no sabía hacerlo de otra manera, ¿nunca has tenido una preocupación tan inmensamente fuerte que te ocupa toda mente, todo tu día, toda tu noche?, pues así me he sentido yo durante mucho tiempo.

En la Residencia designaron a un grupo de personas para que todo lo que necesitara lo hablara con ellos era mi grupo de referencia, mi querida psicóloga y terapeuta, mi amigo el monitor y mi inseparable auxiliar, estaban siempre conmigo y me hicieron sentir muy bien, me presentaron a todos mis compañeros y ahora inseparables amig@s.

Pasados 2 meses (Evaluación Inicial al periodo de adaptación), me di cuenta que todas esas normas a la hora de levantarme, asearme, relacionarme con los demás, trabajar en talleres etc, no estaban del todo mal, aunque a veces me costaba mucho cumplirlas y terminaba haciendo cosas como cuando estaba en casa, que seguro a mi familia o a mis compañeros no les gustaba, pero era tan difícil controlar mis impulsos…,incluso esas sensaciones esos sentimientos me hacían frustrarme tanto que no podía conseguir lo que quería. Cuando me encontraba muy mal, muy mal, a mi respetable psiquiatra le contaba cómo me encontraba y tanto ella como mi admirable médico, me revisaban mi tratamiento para hacer que me encontrara mejor, más tranquil@, ahora empezaba a ver las cosas más claras y me pregunto los trabajadores que me rodean tienen mucha paciencia o es que me quieren mucho?

Me iba acostumbrando a eso de vivir en una Residencia rodead@ de personas como yo, pasados 4 meses el Equipo Técnico tuvieron una reunión conmigo y mi familia (Evaluación Final al periodo de adaptación) donde nos explicaron qué cosas hacía bien, qué tenía que mejorar y cómo lo íbamos a hacer (Elaboración del Plan Personal de Apoyos y Plan de Intervención Individual), me recordó a cuando estaba en el colegio, te dan las notas y pasas al curso siguiente, según entendí yo me había adaptado bien al recurso pero ahora empezaba una nueva etapa, tenía que conseguir nuevas metas para tener mejor calidad de vida, qué es eso de calidad de vida?, muchas veces me he preguntado si vivir lejos de mi familia, de mi entorno, sin poder hacer lo que yo quiero, sin poder salir cuando yo lo deseo es tener calidad de vida, pero por otro lado me doy cuenta que aquí siempre tengo los apoyos que necesito para acicalarme por las mañanas, para comer con educación, para ir de compras, para relacionarme con los demás compañeros, para controlar mis impulsos, aunque esto es lo que más me cuesta, es mi asignatura pendiente.

Ahora pasado un año desde que ingresé en esta mi Residencia, me doy cuenta que estoy rodeada de profesionales que me quieren y se preocupan por mí, que me ayudan en el trabajo de ser una persona que sabe cuidarse por sí misma, tanto a nivel emocional como ocupacional, sigo esforzándome día a día para que tanto yo como mi familia podamos disfrutar de una calidad de vida digna, y concluyo diciendo “Yo soy R. PDITC y tú”

Gracias a los fundadores de Residencia Entrepinares del Mercadillo, empresa que arriesgó en nuestra provincia, la provincia de Jaén, que tuvieron fe en el desempeño de especialistas que trabajan diariamente con los graves y reiterados trastornos de conducta y con la discapacidad, hoy se puede recoger el fruto del buen hacer de todos los trabajadores.

 

Carmen M. Cabeza Toribio

Directora de la Unidad R. PDITC

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