Tras la publicación el pasado 28 de Mayo por parte de la Consejeria de Salud y Familias de las normas que han de regir para las visitas de los familiares a los Centros, en Entrepinares del Mercadillo no hemos querido esperar hasta el último momento y hemos estado trabajando en las semanas previas en la elaboración y mejora del protocolo para que todo discurra sin problemas.
Tras la cita previa para solicitar la visita, una vez en el Centro el familiar, tras pasar el control de temperatura (si es igual o superior a 37 grados habría que suspender la visita), ha de cumplimentar una declaración responsable indicando que en los 14 días previos a la visita no ha tenido síntomas del COVID-19 y que no ha tenido contacto con ninguna persona sospechosa de tener dicha enfermedad. Una vez realizado este trámite previo, se dota al familiar de calzas, gorro para el pelo, bata deshechable, mascarilla, pantalla y desinfección de manos con gel hidro alcohólico. Acabada esta fase previa, llega el gran momento. Pasamos a una sala de visitas previamente desinfectada (al igual que entre visita y visita) y de la que se ha retirado todo el mobiliario y objetos innecesarios. La sala tiene ventilación natural y un baño privado. Una vez allí se produce el esperado reencuentro entre nuestros residentes y sus familiares.
Aunque ahora viene la parte más dura, el encuentro está limitado a una hora, sólo a un familiar (debiendo siempre ser el mismo el que acuda en cada visita) y sin contacto físico. Esperamos que esto último sea temporal y que esté permitido cuanto antes, ya que todos estamos viviendo esta situación con una gran carencia de abrazos y besos. Las sensaciones se mezclan, por un lado la alegría por el reencuentro y por otro la tristeza por no poder abrazarse. Aunque la distancia se ha intentado hacer llevadera gracias a las videollamadas, se nota una gran carga emocional en estos encuentros que hacen que se nos salte más de una lágrima.
Ya queda un día menos para volver a nuestra vida. Lo estamos consiguiendo.