Hay muchos momentos en nuestra vida que esperar no entra en nuestros planes. Ellos quieren algo y lo quieren ya, sin demoras. Nuestros residentes no comprenden por qué no pueden obtener ese algo inmediatamente. Está claro que su sentido del tiempo va un tanto acelerado, ya que, en ocasiones, un par de minutos de espera puede parecerles una eternidad. Por eso, desde nuestro centro trabajamos cómo desarrollar la paciencia. La paciencia es la madre de todas las ciencias. Y es que se trata de una virtud que puede aplicarse en cualquier ámbito de nuestra existencia. La paciencia es muy útil en el trabajo, con la familia, con los amigos y con los compañeros. Forma parte de un aprendizaje y gestión emocional, y es necesaria para no darse de bruces con la frustración (ahora y en el futuro). Se trata de enseñarles a ser pacientes pero, al mismo tiempo, de facilitarles aprendizajes asociados a la vida real, relacionados con el de entrenarles en la tolerancia ante algunas frustraciones y a relacionarse en una sociedad con normas y costumbres.

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